12. Especial: Los hijos del jacal, un tierno homenaje a la ciudad perdida de Tacubaya
Llegamos al final de nuestra primera temporada y la cerramos con este especial donde las colaboradoras abordan el origen de una de ellas (Dany) y tocan sus fibras más sensibles. Esta es una historia de más de 100 años de lo que fue, sin lugar a dudas, el corazón de la emblemática Tacubaya: la Ciudad perdida. Un lugar que por décadas fue dejado a su suerte y que sólo la gentrificación pudo obligar al gobierno de la Ciudad de México a garantizar lo que sus residentes exigieron por décadas, una vivienda digna. Hoy lo que fue la C.P. está por convertirse en otro complejo habitacional de concreto y olvido. Por eso de la mano de Miguel Ángel Encarnación, “El Mel”, (padre de Dany) se hace un tierno homenaje a las grandes hazañas que se vivieron en los buenos años de esta icónica ciudad dentro de la ciudad.
La blanquitud oprime, nosotrxs aprietamos.
Si usted al igual que nosotrxs se encuentra total y absolutamente comprometidx con erradicar de una vez por todas el espeluznante racismo que asola y subyuga a México, le sugerimos tomar asiento, sintonizar este podcast de inmediato y sobre todo paciencia…mucha paciencia.
Tras el desencanto del supuesto activismo y la onda progre, un oaxaqueño bastante aferrado (Lenny) y un tacubayer de toda la vida (Danny) decidieron juntarse para desafiar al dragón escarlata de la supremacía blanca mexicana.
Sin nada más que un sueño y sus intensas personalidades, las ahora colaboradoras buscarán reivindicar y enaltecer todas las formas de la prietud. Por lo que han decidido abandonarse a sí mismas para recorrer los confines de este inconmensurable territorio y reclamar los protagonismos que les han sido arrebatados. Ser protesta y propuesta.
A lo largo de Prietologías tendrán el privilegio de conocer personas maravillosas y escuchar sus historias. Aquí no se viene a dar voz, sino a pasar el micrófono y mostrar el talento. La intención es que quien escuche reflexione, se cuestione y actúe en consecuencia. Se parte desde el amor, pero la rabia también es necesaria. Así que al que le duela, que se sobe.
Atentos, prietxs.
Somos chingonxs.
Llegaremos lejos.