López Obrador dijo que “el periodo neoliberal dejó en bancarrota al sistema de salud. No hay médicos, no hay especialistas en el país”. Esta expresión del presidente anticipa lo que será su retórica ante una casi inminente catástrofe sanitaria, económica y social. En todo caso, no será culpa de él sino del neoliberalismo que lo precede. Neoliberalismo con rostro y apellidos: el Prian durante los sexenios que lo antecedieron, desde Salinas hasta Peña Nieto, con el interregno panista. También uno obscuro e internacional, que es una fuerza avasalladora que no nos deja respirar.
Es el neoliberalismo entonces el culpable de lo que suceda, porque poco tiempo le ha dado de transformar al país. No ha sido suficiente la cuarta transformación para desterrar de raíz el hondo pantano en que nos dejaron los de la mafia del poder, aquellos que insisten torpemente en descarrilar su proyecto de nación. Todos luchan empeñosos por verlo fracasar. Le heredaron una máquina tan destartalada, que por el momento, poco se puede hacer para corregir las deficiencias.
Así López Obrador, líder de la Cuarta Transformación y víctima de las circunstancias. Es una veleta en el viento de la historia. Qué mala fortuna la suya que a media batalla en contra del pasado, le haya tocado lidiar con las consecuencias funestas del capitalismo voraz. Porque eso es el Covid, un anillo al dedo y al mismo tiempo un embate malévolo que atenta en contra de su destino.
Y sabemos de cierto que le tiene repulsa al derecho y a sus formas. Muchos aplauden su desdén, por la envergadura de su proyecto. Más aun, el derecho es otro resquicio del pasado capitalista. Instituciones construidas por intereses poderosos para mantener siempre el estado de cosas. Maldito neoliberalismo que no dejas a nuestro presidente ser en plenitud. ¿Por qué insistes tanto en impedir la transformación?
Y sus fervorosos aplauden su desdén y redoblan los esfuerzos publicitarios, sin saber bien a bien de qué va la intempestiva. Y en esa bipolaridad entre el pasado y el futuro, estamos ante un marasmo que parece irresoluble, ¿cómo pensar en transformar si el neoliberalismo se empeña en regresar, fuerte y poderoso?
Bien presidente, en verdad que es un predicamento. Cierto que el neoliberalismo nos legó muchas cosas infaustas. Pero venga ya. Si quiere transformar, transforme y deje de echarle la culpa al pasado. Si realmente quiere pasar a la historia a la altura de Hidalgo, Juárez y Madero, deje las excusas y transforme de una vez.