Es verdad de perogrullo decir que la impunidad es uno de los problemas medulares de nuestro país. Sin embargo, a pesar de ser un fenómeno duramente arraigado y con impactos durísimos, es poca la evidencia y conocimiento que tenemos sobre él.
En Creatura (@CreaturaCTA), el proyecto paraguas que auspicia a Antifaz (@AntifazPolitica), conjuntamente con el ITESO se han dado a la tarea de realizar una serie de estudios innovadores sobre la impunidad y su relación con las violaciones graves a derechos humanos.
Uno de los primeros estudios está encabezado por Horacio Ortiz y Luis Daniel Vázquez (@LDVazquezV) y recientemente publciaron en Animal Político un artículo que retoma algunos hallazgos de dicho estudio. En él, los autores inician preguntándose:
¿Qué significa vivir sumido en la impunidad?, ¿cuál es el impacto de la impunidad en la cantidad de desapariciones?
Después aclaran cómo construyeron el modelo que trata de medirlo:
Para calcularlo, construimos un modelo estadístico que permite aislar el impacto específico de la impunidad en la totalidad de las personas desaparecidas.
A la impunidad la observamos auxiliándonos de los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI. Para medir la impunidad, agregamos todas las respuestas distintas a “no sucedió nada”. De tal forma que si sucedió algo (se otorgó el perdón, está en trámite, etc.), se considera que no hay impunidad.
En nuestra medición la impunidad está conformada por la diferencia entre el total de delitos cometidos en un año en cada entidad federativa y el total de víctimas que aseguran que sucedió “algo” tras su denuncia. Los números no son halagüeños. Por ejemplo, entre 2010 y 2016, Guerrero obtuvo un 97.5 % de impunidad Y Baja California 91.9 %. Pero todas las entidades rebasan el 90 %, en el mismo período.
La desaparición de personas también se observó por medio de esta encuesta. La pregunta 6.15 del cuestionario principal dice: Durante el año XX en este país (México), ¿algún integrante de este hogar desapareció de manera forzada o en contra de su voluntad, por la acción de una autoridad o un grupo delictivo? Solamente durante el 2016 se observa que Michoacán es el lugar donde hay más hogares con personas desaparecidas, 4,435. Le siguen Puebla con 2,125 y Veracruz con 2,117.
La hipótesis de trabajo es muy potente y parece dar sustento a la idea de que la razón principal por la que las violaciones graves a derechos humanos suceden a gran escala es la falta de capacidad de investigación. La inacción, pues.
Los autores lanzan la siguiente afirmación:
Cada punto de impunidad medida a partir de la totalidad de los delitos cometidos genera 173 hogares con al menos una persona desaparecida en cada entidad federativa; cada punto de impunidad medida a partir de las denuncias presentadas, 38, y cada punto de impunidad medida a partir de las averiguaciones previas abiertas, 25 hogares con al menos una persona desaparecida. Estos son costos brutales en vidas humanas y tragedias familiares que la impunidad genera en México.
La impunidad provocó 58 % de personas desaparecidas en Veracruz en 2016, 51 % de personas desaparecidas en Puebla y 29 % en Michoacán.
Si bien los estudios de causalidad sobre causalidad pueden dar lugar a un intenso debate sobre precisión, es un hecho que estos hallazgos sientan una base muy seria para tener una discusión sobre lo que perdemos cuando NO SUCEDE NADA CON LAS DENUNCIAS.
Como los mismos autores dicen:
La impunidad no sólo son procuradurías burocratizadas, largas filas inhibitorias y frustración. La impunidad también son personas desaparecidas, costos en tiempo y recursos para su búsqueda así como un inmensurable dolor.
Pueden leer el artículo completo en:
https://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2018/10/26/el-impacto-de-la-impunidad-en-las-desapariciones/